Este domingo tuve la oportunidad de visitar el pueblo de Barrios de Luna. Se celebraba la Fiesta del Pastor, en honor a los pastores de la zona, que desde antaño se dedican al cuidado de los rebaños de ovejas trashumantes.
En la fiesta, se elige al Pastor Mayor de los Montes de Luna y a sus Rabadanes, y además se celebra un concurso de Mastín Español en el que participan entorno a 200 ejemplares.
La fiesta, que se celebra a los pies de la presa del embalse, en lo que se llaman los jardines del Colchón, dicen que acogió a unas cinco mil personas. Allí las familias se organizan... ¡cada uno como puede!.
Unos con mantel en el suelo y tortilla para todos. Otros van bien
preparados con cesta de mimbre, sillas, mesas y tuppers repletos de comida. Y... los hay que improvisan un bocata de chorizo o se plantan delante de un buen plato de caldereta recién hecha.
Es bonito ver que no se pierden estas costumbres. Que hay días en los que no importa nada más que desconectar de todo y pasar tiempo en familia.
Lo que es una pena, es el fatal acceso al pueblo. La diferencia es notable. Vienes por la autopista: carriles anchos, bien asfaltados. Y cuando sales, tras pagar la tarifa correspondiente, pasas a circular por una carretera nacional llena de curvas, baches, grietas, piedras... En fin, una vergüenza de carretera, no merecida para un pueblo con el encanto que tiene Barrios de Luna.
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